martes, 18 de junio de 2013

La particula

¿Qué son las partículas?
Existen cosas flotando en el aire. La mayoría de ellas no pueden ser vistas. Estas cosas flotantes son un tipo de contaminación del aire llamadas partículas. De hecho, las partículas pueden ser lo que más comúnmente afecte la salud de las personas.
Echa un vistazo
Las partículas pueden existir en cualquier forma, tamaño y pueden ser partículas sólidas o gotas líquidas. Dividimos a las partículas en dos grupos principales. Estos grupos difieren en varias formas. Una de las diferencias es el tamaño. A las más grandes las llamamos PM10 y las más pequeñas les llamamos PM2.5.
Grandes: Las partículas grandes miden entre 2.5 y 10 micrómetros (de 25 a 100 veces más delgados que un cabello humano). Estas partículas son llamadas PM10 (decimos PM diez, el cual significa partículas de hasta 10 micrómetros en tamaño). Estas partículas causan efectos menos severos para la salud.
Pequeñas: Las partículas pequeñas son menores a 2.5 micrómetros (100veces más delgadas que un cabello humano). Estas partículas son conocidas como PM 2.5 (decimos PM dos punto cinco, como en partículas de hasta 2.5micrometros en tamaño).
De donde provienen las partículas….
El tamaño no es la única diferencia. Cada tipo de partículas están hechas de diferente material y provienen de diferentes lugares.

Partículas Asperas (PM10)
Partículas Finas (PM2.5)

  • humo, tierra y polvo  tóxicos de las fábricas, la agricultura y caminos
  • compuestos orgánicos
  • metales pesados
Lo que son
  • mohos, esporas y polen
  • manejando automóviles
Que las produce
  • moliendo y aplastando rocas y tierra que el viento levanta 
  • quemando plantas (arbustos e incendios forestales desperdicios del jardín)
  • fundiendo (purificando) y procesando metales
El esencialismo
La ciencia moderna ha construido su edificio conceptual y metodológico con base en la aceptación de la existencia universal de esencias. De acuerdo con esto, todos los objetos del mundo deben contener una propiedad que les es esencial, que los explica suficientemente y es común a todos. Además, estos objetos pueden ser divididos y subdivididos en grupos claramente definidos y separados respecto de los demás, en función de las esencias particulares de cada uno de ellos, es decir, de una característica propia de los entes que forman ese grupo y que no es compartida por los otros. A partir de aquí el universo entero se encontraría dividido y clasificado en conjuntos que formarían clases naturales.
 Aunque esta idea se encuentra muy arraigada desde tiempos de la Grecia clásica y sus concepciones atomistas, es el esencialismo y reduccionismo de René Descartes el que ha tenido un impacto mayor desde el siglo XVII hasta nuestros días. Descartes era de la opinión de que cualquier investigación científica debería proceder descomponiendo el objeto o sistema de estudio en sus partículas más simples hasta encontrar aquella que contuviera la más simple de todas las propiedades, la que no tuviera más necesidad que de sí misma para explicarse, prescindiendo de toda relación con su entorno. Siguiendo a Descartes, se encontraría que las propiedades de un sistema serían esas propiedades esenciales de la partícula fundamental, las cuales se transmitirían a través de todos los niveles ontológicos del mencionado sistema.
Con base en este principio se desarrollaron las investigaciones de la física clásica, y de la química, que sostenía la esencia de átomos primero y después de partículas subatómicas para explicar el comportamiento último de la materia. En las ciencias sociales, Thomas Hobbes y Adam Smith, entre otros, pretendieron encontrar en una supuesta esencia egoísta y competitiva del ser humano, la base de toda organización social, siendo la producción de mercancías y la propiedad privada lo que daría contenido, sentido a esa esencia. En las ciencias de la vida, numerosos biólogos se afanaron por encontrar las propiedades esenciales de cada grupo de organismos, por ejemplo, en sus aparatos reproductores. Darwin se apoyó en esencialismos de la economía política, principalmente de Thomas Malthus, para explicar la evolución biológica en función de las habilidades diferenciadas de cada especie para competir por los escasos recursos, causados por un supuesto desequilibrio eterno, esencial entre medios de subsistencia y crecimiento poblacional.
Pero conforme la ciencia ha ido descubriendo y definiendo que sus sistemas de estudio se comportan, desenvuelven y modifican en múltiples planos y direcciones, y en los que se llevan a cabo cambios cuantitativos-cualitativos, la búsqueda de esencias en los procesos y entidades bajo estudio, resulta cada vez más vana y obstaculizante para el desarrollo científico. La ciencia moderna contiene una contradicción entre su concepción esencialista y su búsqueda de interpretaciones dinámicas del mundo. Ambos elementos resultan a la larga incompatibles. El esencialismo supone la existencia de cualidades intrínsecas, inmanentes a todos los entes comprendidos dentro de la clase en los que esas cualidades parecen existir; supone uniformidades son las que hacen a las clases naturales, supone constancia, inalterabilidad, tajantes divisiones entre entidades, lo mismo físicas, biológicas o sociales. Todo esto, por definición, no puede explicar los cambios, la dinámica, las transformaciones del mundo. El estudio del universo en función de esencias y clases naturales se complica enormemente cuando queda claro que los sistemas naturales y sociales son sistemas cambiantes, transitorios, históricos, con relaciones causa-efecto complejas y multidireccionales, con fronteras flexibles entre su exterior y su interior; operando siempre en intrincados enlaces espacio-tiempo. Sobre todo, a medida en que un sistema, natural o social se encuentre cambiando, cambiarán las relaciones entre sus componentes, conduciendo a constantes modificaciones y negaciones de aquello que en cierto momento fue concebido como esencial. Vale la pena entonces poner en tela de juicio si en realidad se puede hablar de esencias.
El cuestionamiento al esencialismo, ha ido mostrando la base ideológica que en múltiples casos tiene la asignación de esencias a los objetos de la ciencia. Esta ideologización produce fuertes limitaciones, dogmatismos y fetichismos que están sirviendo a los intereses de los grandes consorcios multinacionales, a los Estados que los sostienen y a ideologías opresivas cada vez más salvajes.
La ciencia contemporánea debe pugnar por un cambio claro. En vez de estarse buscando arbitrarias cualidades esenciales, es preciso enfocar la investigación científica a la comprensión de las relaciones en los sistemas de estudio, como el punto de partida. Es a partir de esto como una ciencia refundada podrá contribuir a la resolución de los acuciantes problemas mundiales contemporáneos.
Atomismo
El atomismo es una filosofía de la naturaleza desarrollada por Leucipo y su estudiante Demócrito en el quinto siglo antes de Cristo. Los atomistas sostenían que el mundo natural consiste de dos cuerpos fundamentales opuestos: átomos y vacío. Siendo el último la negación del primero; la nada.
En esta teoría, los átomos son inmutables y se mueven por el vacío formando diferentes combinaciones que a su vez se agrupan en sustancias. Los átomos son pensados como bloques de construcción muy pequeños e indestructibles. La palabra atomismo deriva del adjetivo griego 'atomos' que significa 'no cortable.' Todavía hoy en día, en algunos ámbitos, cuando algo es indivisible, se dice que ese algo es atómico.
Durante el siglo XIX, hubo químicos y físicos que teorizaron sobre la existencia de ciertas partículas que formaban toda sustancia y, respetando la tradición, las llamaron átomos. Sin embargo durante el siglo XX se descubrió que estos 'átomos' están compuestos de entidades más pequeñas, tales como el electrón, el neutrón, y el protón. Otros experimentos mostraron que incluso el neutrón puede ser dividido en partículas más fundamentales, llamadas quarks.

Esto demuestra que todavía se está buscando aquella partícula indivisible a la que se referían los primeros atomistas, que no debe ser confundida con el átomo del que habla la química.

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